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LA MAYORÍA LO PIENSA Y SOLO UNOS POCOS LO DICEN

 

Sacudir el casposo sistema educativo

Por: Don Luis Capote Martínez (Profesor)

Artículo del Diario de Cádiz del  14-01-2010

 

 

Ha tenido que venir la humilde pero insoslayable realidad educativa a quitar la razón a todos aquellos pedagogos que, en una extravagante pirueta idealista, hicieron del profesor no universitario español el vicario o representante de la deidad pedagógica en el aula.

Los hechos cifrados en el reiterado fracaso escolar anual de la E.S.O. vienen como puños a cerrar la boca no sólo a aquellos contumaces padres tuertos que diseñaron la llamada atención a la diversidad, sino a toda esa izquierda que vive de dogmas, sin caer en la cuenta de que la inercia intelectual no sólo es una rémora para avanzar hacia una sociedad más justa sino que también contribuye de forma decisiva a oscurecer y confundir la realidad que, a la postre, acaba vengándose.

El último en decirlo en este periódico ha sido el Defensor del Pueblo andaluz. Antes lo han venido diciendo otros: profesores, intelectuales, jueces, economistas, empresarios ... Este sistema educativo no funciona.

No funciona lo que no puede funcionar. Ahora se va viendo cada vez más claro, pero hace una década, cuando alguien tenía la osadía de criticar la puesta en práctica del título cuarto de la LOGSE, que hablaba de la atención a la diversidad, era tachado de promotor de la desigualdad social, de favorecer la discriminación de unos alumnos frente a otros, de empañar el esplendor y el brillo de aquella otra Égalité, bandera que enarbolaban políticos y sindicalistas de izquierdas para cubrir la falta de honradez intelectual y afirmarse en el organigrama político-sindical que ocupaban o en su aspiración a ocuparlo. Gentes de corazón de piedra o que vivían alejados del dolor y sufrimiento de las aulas donde se constataban y se constata la imposibilidad de enseñar al que no quiere. Pero eso no se quería ver. Tampoco ahora la visión de los responsables políticos educativos deja lugar al optimismo.

 

Lo que sí se quería y se sigue queriendo ver, en cambio, era y es la incompetencia del profesorado. Esta lúgubre visión es la que ha conducido a la llamada "Ley de Calidad de la Enseñanza", donde se ofrece dinero al profesorado a cambio de obtener mejores resultados académicos, como si obtener éstos no fuera la obligación que el deber impone. La ley ofrece dinero pero no ofrece más profesores para atender la enseñanza individualizada que necesitan un alto porcentaje de alumnos de E.S.O., o no ofrece un cambio legislativo con el que poder dignificar la enseñanza de aquellos que han venido en llamárseles objetores escolares.

 

Son a estos alumnos a los que hay que dar una salida digna ofreciéndole la posibilidad de compatibilizar las enseñanzas regladas con las enseñanzas profesionales. Y esto desde los catorce años. Aquí es donde hay que ver claro, confiar en el profesorado y sacudirse el dogma casposo de la igualdad. De la igualdad tergiversada, que se convierte en desigualdad, en fracaso y en llevar a una parte de la juventud a la nada, al vacío y encaminarla a ser ciudadanos de segunda o de tercera y en el peor de los casos a engrosar las filas del lumpen, como a diario vemos quienes impotentes seguimos con la tiza en la mano en muchos institutos de Andalucía.

Pero la política educativa andaluza, como la española, es tributaria de la cosmética en las estadísticas. Yerra al buscar la apariencia y no pretender la esencia. Y he aquí que en un lóbrego ejercicio de mala política pretende favorecer a los centros que se acogieron al Plan de Calidad dándole, ahora, algún profesor más y desoyendo a los que dijeron no querer dinero para sí, pero sí quererlo para sus alumnos aumentando las plantillas de profesores y atendiendo mejor a los más necesitados. Aquí la miopía imperante no deja ver la grandeza del profesorado del que si quedaba alguna duda ha sido despejada en el seminario sobre rendimientos educativos organizado por el Centro de Estudios Andaluces como ya se dijo en estas páginas el pasado lunes 14 de diciembre.

En ese artículo de opinión se dice que el informe elaborado por la OCDE sobre las pruebas PISA de 2006 revela que si se comparan los resultados que obtienen los alumnos con un estatus socio-cultural similar, los resultados del conjunto de España mejoran en 10 puntos y los de Andalucía en 21, situándonos, los andaluces, al nivel de Suecia y por delante de países como Dinamarca, Estados Unidos o Noruega.

 

La clave socio-cultural, por desgracia, es la que sustenta el templo del fracaso escolar donde el culto idealista de la igualdad rechaza o impide la adaptación vital al sistema educativo de un porcentaje importante de adolescentes. Dignifiquemos a éstos y comprobemos cómo los que quieren estudiar junto a los que se dejan enseñar salen también dignificados.

 

 

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